domingo, enero 09, 2005

Tecnologías de información y construcción de ciudadanía

Cultura urbana de la era informática
Percibimos y vivimos las ciudades de nuevas maneras como resultado de la implementación permanente de accesorios que de una u otra forma involucran innovaciones tecnológicas: el beeper, el teléfono celular, las agendas electrónicas, los computadores portátiles y los automóviles computarizados, han hecho cambiar nuestra percepción del entorno urbano.
Estas extensiones electrónicas de nuestro cuerpo cambian la forma de ver y transitar las ciudades, reorganizan tanto física como mentalmente los espacios públicos y privados con que cuentan nuestras urbes. Reorganización que empieza con transformaciones arquitectónicas en las que se incluyen dentro del conglomerado de concreto, edificaciones que asumen el carácter de inteligentes, vías que requieren de un nivel de interpretación más alto para los ciudadanos corrientes, redistribución y reorientación de calles, parques y avenidas que en un afán de legitimar la era de la información y lo vertiginoso de la misma traen a su vez insinuaciones que legitiman modelos de exclusión.

Accesos y exclusiones
Nuestras ciudades están divididas en zonas, barrios, manzanas, calles, terrenos que culturalmente hemos separado con fronteras reales o imaginarias. Cruzar esas fronteras representa, para cada uno de nosotros, un acto cargado de alto contenido social, simbólico y legal, pues no es lo mismo transitar por las calles de mi barrio que aventurarme a irrumpir en la dinámica de un barrio que no es el que yo habito, no siento la misma confianza al transitar por una ciudad que no es la que yo habitualmente recorro, no me siento ni me comporto igual en una casa que no sea la mía.

Esto mismo sucede en internet, sólo que con sutiles diferencias.

Los desplazamientos que hago a través de la Red no son físicos sino lógicos, basta con dar click en “entrar” para ingresar a cualquier lugar y basta con dar click en “salir” para simplemente irme de allí.
Los lugares en internet no son construcciones físicas, no gozan de una estructura palpable a los sentidos, son meras construcciones lógicas servidas a través de un software que recrea ambientes para interactuar, sitios virtuales (calles, barrios, ciudades,…) por los que puedo transitar si poseo los conocimientos adecuados.

Compartir estos lugares virtuales no es lo mismo que compartir una habitación o una silla de un autobús, no requieren de una proximidad física pues a lo que accedemos al ingresar a estos es a la información que allí se encuentra.

Y así como sucede en nuestras ciudades, algunos lugares son de carácter público y pueden ser transitados libremente como se hace en las plazas, los parques las calles y avenidas; otros cuantos son privados y requieren de un pago para ingresar en ellos como se hace en los teatros o los clubes; también son anunciados con vallas publicitarias (banners) que hacen alusión al tipo de información que puedo encontrar allí: taller literario, hombres buscan mujeres, mujeres buscan hombres, ciencias sociales, padres separados, …
Pero como sucede en nuestras ciudades, estos espacios pueden ser violados o invadidos por delincuentes virtuales: los hackers, los crackers, lo sniffers, …

Existe tanta violencia en las ciudades virtuales como en las reales. Correos electrónicos invadidos por mensajes comerciales nunca solicitados; sitios en la Red que anuncian un tipo de información y contiene realmente otro por lo general de carácter agresivo y que atenta contra la intimidad de los navegantes; invasores que transgreden fronteras para adentrarse en los computadores de los cibernautas y violar la intimidad de lo único que les representa en la Red: el cerebro simbólico que es su disco duro.

Con los computadores está ocurriendo lo mismo que sucedió con la televisión hace unas décadas: sus costos de producción se han venido disminuyendo haciendo posible que más personas accedan a ellos, la cobertura de las redes informáticas es cada vez mayor, los nuevos modelos de producción de contenido para este medio son los que están determinando sus usos.

Todo esto contrasta con que las redes de información tienden a generar modelos que excluyen a cierto tipo de usuarios y así como se llegó al modelo de la televisión por suscripción, llegará el momento en que las redes de información implanten modelos similares.

Las formas de organización social
Con modelos como los grupos de discusión, de noticias, de interés, las listas de correo especializado y las conversaciones en línea, que no son más que un conjunto de relaciones sociales unidas por intereses o circunstancias comunes, se construyen nuevas redes sociales sostenidas fundamentalmente por los computadores.
Estas nuevas redes sociales se pueden clasificar de acuerdo a quienes las promueven y los objetivos que persiguen:

Redes comunitarias: iniciativas civiles, de ciudadanos o de organizaciones de la comunidad.
Redes cívicas: promovidas por el Estado. Tienen el propósito de estimular la comunicación entre los ciudadanos y entre éstos y el gobierno local.
Redes para vender bienes y servicios: de carácter privado. Muchas de ellas relacionadas con el entretenimiento y el ocio, y que en algunos casos ofrecen información pública.

La transformación de los espacios en la era de la telemática
La cultura urbana de la sociedad de la información

¿En dónde vivimos? ¿En la ciudad industrial? ¿En la ciudad informática?

Revolución Industrial
Hace un siglo, la revolución industrial hizo saltar por los aires la muralla de la ciudad medieval, el modelo de ciudad cerrada, y la sociedad de la época construyó un nuevo modelo de ciudad más regulada por el libre mercado que por el interés público, con áreas centrales caracterizadas por la concentración del conjunto de las actividades urbanas y con suburbios que crecieron por agregación desordenada.
Revolución informacional
Hoy, lo que está sacudiendo por completo la revolución informática es aquel modelo de ciudad, aquella relación entre el centro y las afueras, así como la relación entre lo urbano y lo rural. Los conceptos de ciudad, metrópolis y región ya no dan cuenta del territorio que habitamos.

Aunque hablar del modelo de ciudad de la sociedad de la información sería especular, es posible hacer una mirada prospectiva de éste fenómeno.

En los últimos años han surgido miles de redes de ciudadanos unidos por distintos objetivos, entre ellos el de humanizar la sociedad de la información que, según algunos críticos de las corrientes tecno científicas, nos están convirtiendo cada vez más en “cyborgs”.

Estas nuevas comunidades reorientan la utilización de la tecnología para la extensión de las redes y permitir de esta forma una integración social y económica verdadera en las comunidades locales y sus habitantes.
Lo cierto es que, cualquiera que sea su desarrollo futuro, estas redes conformadas por asociaciones están en camino de convertirse en actores sociales importantes, capaces de ejercer presión política a nivel local y regional.

La ciudad de las redes
· La estructura urbana
Se observa un proceso de fragmentación físico espacial y una tendencia a habitar en sitios cerrados y crecientemente vigilados.

En las grandes ciudades una de las principales preocupaciones de los habitantes es la seguridad. Los estratos socioeconómicos medios y medio altos tienden a habitar en barrios cerrados o semi-cerrados que se van transformando en vivienda permanente, o barrios urbanos con vigilancia privada y acceso restringido.

Ya no existe un centro único, las ciudades tienden a distribuirse en torno a múltiples centros, entre los que compiten los antiguos centros, los centros comerciales, malls y shopping center que cumplen con la mayoría de las funciones que tenían los antiguos centros. Estos nuevos centros, espacios privados de uso público, están organizados para el consumo en torno a las actividades comerciales, recreativas y financieras y por ahora los grandes ausentes son las actividades institucionales, públicas y religiosas.


Es en ese punto donde internet permiten extender una nueva forma de vida urbana a las pequeñas ciudades. En los edificios de vivienda nuevos se ofrecen una gama de servicios que van desde la piscina y el gimnasio hasta la antena parabólica propia y próximamente ofrecerán acceso a internet.

Sin embargo, los barrios pobres también son cada vez más cerrados, por la existencia de otros sistemas de vigilancia que implican un alto grado de inseguridad para los demás ciudadanos, para quienes no manejan los códigos del lugar.

· Los actores sociales en la producción de la ciudad
La empresa privada tiene un nuevo rol en la producción de la ciudad. El modelo de ciudad de la sociedad de la información convive con la ciudad privatizada, es decir, además de los nuevos centros urbanos privados, con las redes y servicios progresivamente planificados y administrados por la empresa privada.
Este aspecto, incide en la fragmentación físico espacial, pues la forma de expansión de las redes queda determinada por su grado de rentabilidad.

Los estados también están cambiando su protagonismo en la producción de la ciudad. Como consecuencia de las políticas de ajuste económico y descentralización, su nuevo rol es casi exclusivamente el de regulador lo que implica, además de velar por una adecuada relación precio/calidad, garantizar que se brinde un servicio público al conjunto de los ciudadanos y a toda la ciudad.

Si se realiza una búsqueda en internet por ciudades, la mayoría de los sitios son comerciales con algo de información pública y los de origen público, en general tienden a reproducir la publicidad que el gobierno del momento hace en otros medios y no cuentan con más interactividad que una dirección electrónica para que los ciudadanos emitan opiniones.
Pero también es cierto que las iniciativas civiles o comunitarias se multiplican a un ritmo asombroso y apuntan a otros fines, por ejemplo, redes de universidades o de bibliotecas populares intentan brindar nuevos servicios, entre otros, educación a distancia, correo electrónico, acceso público a internet.
Estas iniciativas son en general muy recientes y si bien en su mayoría no están directamente relacionadas con temas que hacen a la gestión del espacio físico urbano, presentan un doble interés, dado que además de introducir otra gama de contenidos en la Red brindando servicios públicos, también implican una búsqueda de reposicionamiento de estos actores institucionales y el propósito de encontrar un nuevo rol de cara a la comunidad mediante el uso de las tecnologías de la información.

· Las redes técnicas urbanas
La ciudad de la sociedad de la información se gesta en un escenario donde aún no se dan las respuestas adecuadas a los conflictos originados por asuntos tan aparentemente simples como la generalización del uso de los automóviles y en el que tampoco se observan las previsiones necesarias para comprender y afrontar la vertiginosa difusión de las tecnologías de información.

· La ciudad real
La empresa privada incorpora vertiginosamente las tecnologías de información, situación que incide tanto al interior de las empresas como en la vida cotidiana de los ciudadanos, pues cada vez es mayor la gama de bienes y servicios que se pueden operar y adquirir sin salir de la casa. Los bancos constituyen el ejemplo clásico.

El sector público, en cambio, incorpora las tecnologías de información con mayor lentitud. No en todos los estamentos, pero sí en la mayor parte de los gobiernos locales. Ello se debe al menos a cuatro factores:
1) una cultura institucional basada en el ocultamiento de la información
2) una cultura política estructurada con base en relaciones clientelistas
3) la carencia de burocracias administrativas estables
4) el desconocimiento de las potencialidades de las tecnologías de información por gran parte de los funcionarios públicos

· La ciudad virtual
Las redes ciudadanas con soporte informático, las Intranets, las páginas Web, las listas de interés y el correo electrónico sostienen otras prácticas y relaciones sociales que conviven con una o diversas ciudades reales en tiempo real, pero que tienen un territorio propio que es el ciberespacio, la ciudad virtual, ciudad digital o ciudad-red.

El territorio de la ciudad virtual tiene dimensiones espacio temporales propias, distintas a las de la ciudad real. Se caracteriza por la proximidad temporal, por el tiempo real, no por la proximidad física, que puede darse o no. Permite una comunicación interactiva y multidireccional a un mismo tiempo y sin importar la distancia geográfica.

Aquí habría que resaltar la distinción entre ciudad virtual y ciudad global, dado que el hecho de que un número cada vez mayor de ciudades reales interactúen en la ciudad virtual, no necesariamente las transforma en ciudades globales. En el nuevo mapa mundial de ciudades, las ciudades globales serían aquellas que concentran o desde donde se opera el poder político y económico global.

· La interface entre ciudad real y ciudad virtual
El territorio de la ciudad real se caracteriza aún por ser un espacio común, una construcción social colectiva, por albergar socialmente la diversidad, los opuestos, el conflicto, por tener una geografía particular, tal río, montaña, por poseer una historia y determinados sitios o monumentos de valor simbólico que la identifican.

La ciudad virtual penetra, interactúa, se intersecta y yuxtapone con la ciudad real; también le impone nuevos elementos de valor simbólico, tanto social como físicamente, que permiten visualizar su presencia en las prácticas sociales cotidianas y en el espacio construido.

Al mismo tiempo, parecería que en la ciudad de hoy conviven distintas ciudades, cada una de ellas acotada a los fragmentos físico espaciales en los que tiende a dividirse la ciudad real. En algunos de ellos, sus habitantes serían ciudadanos de la ciudad real, la virtual y la global al mismo tiempo, tendrían la posibilidad de vivir en tiempo real en distintos territorios. En cambio en otros fragmentos, los habitantes lo serían tan sólo de la ciudad real y tal vez, ocasionalmente de la virtual.

Apropiación social
En un mundo donde la mitad de la población jamás ha hecho en su vida una llamada telefónica ¿Cuál es el modelo de ciudad que las tecnologías de información aportan a producir? ¿Un modelo que condena a la progresiva marginación de una nueva categoría de excluidos, los no informatizados y telecomunicados?

Obviamente las tecnologías de información no son causantes por si solas del actual modelo del mundo, pero es cierto que aportan de manera significativa a su construcción ¿La globalización de la economía sería posible sin ellas? ¿Cómo pensar las ciudades globales sin las tecnologías de información?

Tampoco es cuestión exclusiva de las tecnologías de información, porque éstas en tanto tecnologías son instrumentos, ni buenos, ni malos, ni neutros.

Su condición depende de como se usen y de la estructura política y económica en la cual se inserten. Pero, a diferencia de otras innovaciones tecnológicas, la informática asociada a las telecomunicaciones plantea un nuevo desafío, el de la apropiación social de las tecnologías de información.

Tendencia que se verifica en los últimos años con la televisión cable y la telefonía celular. En 1994 la difusión de la televisión cable fue tal que sus abonados superaron a los abonados telefónicos. Sin embargo, no ocurre lo mismo con internet, a la fecha sus abonados no alcanzan el 1% de la población total.

¿Por qué plantear la cuestión de la apropiación social de las tecnologías de información como un aspecto clave para transformar las ciudades?

Existen al menos dos factores que lo indican:
Uno de ellos tiene relación con la infraestructura material. El acceso a Internet requiere de una computadora, un módem y una línea telefónica, o en su defecto un cable, lo que no caracteriza a la mayoría de la población de los países, por lo tanto, el acceso universal o al menos masivo, necesariamente depende de trascender las formas de acceso individual.

El otro factor hace a los contenidos y tiene relación con el aporte diferencial, respecto a otras innovaciones en las tecnologías de información, de la informática asociada a las telecomunicaciones.

La particularidad del ciberespacio es ser un lugar de creación de comunidades, lo que implica múltiples y diversas asociaciones sociales tras distintos intereses, que en muchos casos pueden brindan servicios públicos autorregulados y que tienen relación directa o indirecta con la producción del espacio físico y social urbano.

Las tecnologías de información ya han demostrado sus potencialidades para mejorar la calidad del ambiente y las condiciones de vida en las ciudades, como instrumento de gestión, de comunicación y difusión, y como canal alternativo de participación y autogestión de los ciudadanos. El puente que permitiría extender estos beneficios a la mayoría de los habitantes esta altamente condicionado por la apropiación social de estas tecnologías.

No se trata de proyectar la "televida" que hoy es posible practicar en algunos barrios urbanos o suburbanos e imaginar una "teleciudad", incluso a escala planetaria. Precisamente, porque al ser el ciberespacio un lugar de creación de comunidades autorreguladas, toda iniciativa se tropieza con variables difíciles de tipificar en un programa y menos aún si se pretende hacerlo de manera genérica.

El habitar urbano actual trasciende los límites físicos de las ciudades, las tecnologías de información permiten acceder a un nuevo modo de vida urbano sin la necesidad de habitar en ellas, es decir, a las interacciones sociales, políticas y económicas y a los bienes y servicios que hasta hace pocos años se encontraban exclusivamente en las ciudades.

Las ciudades actuales, producto de la interfaz entre la ciudad real y la ciudad virtual, tienden a fragmentarse físicamente, a cerrarse en espacios sociales mutuamente excluyentes, a crear una nueva dicotomía tanto física como social entre los informatizados y telecomunicados y quienes no lo están.
La ciudad está en crisis, las nociones de espacio público y servicio público que acompañaron el desarrollo de la ciudad moderna no dan cuenta de esta realidad. Los espacios comunes como lugares de encuentro de distintas identidades, como referentes del conjunto de los ciudadanos, ya no son tales porque no lo son para la mayoría.

Nuevos medios
Los antiguos medios de comunicación dividen el mundo en productores y consumidores: o bien somos autores o lectores, emisores o espectadores, animadores o público. A esto se le llama en la jerga de comunicación 'de-uno-a-muchos'. Los nuevos medios, por el contrario, le dan a todo el mundo la oportunidad de hablar, además de escuchar. Muchos le hablan a muchos - y muchos responden.
La televisión y otros medios convencionales no van a desaparecer, ni tampoco desaparecerán sus propietarios. Pero se enfrentarán con competidores y mercados transformados. Los nuevos medios de comunicación permiten incluso a las comunidades electrónicas más pequeñas y más discriminadas compartir -o vender- lo que saben, lo que les gusta y lo que hacen. Lo que la emisión (transmisión) divide, los medios lo vuelven a unir.

Y esto no ha hecho más que comenzar
NOTAS:
Existen varias razones para promover la utilización de las TIC como instrumentos activos para la participación ciudadana en la gestión local:

La difusión de la TIC en el ámbito urbano, además de provocar transformaciones en la producción, el consumo y los modos de vida, generan formas innovadoras y alternativas de comunicación que, si bien son por definición supraterritoriales, se vinculan a través de la conformación de las identidades, con espacios culturales ligados al territorio.

La conformación de comunidades virtuales está asociada a una dinámica cultural caracterizada por la comunicación horizontal y sin mediaciones. Las transformaciones que se efectúan en la cultura organizacional (en este caso, en las Municipalidades) determinarán el grado de aprovechamiento de las potencialidades de estas comunidades, capaces de transformarse en nuevos interlocutores del poder local y de generar paradigmas innovadores de representación y participación.

Las nuevas tecnologías, por medio de los sistemas de comunicación y de procesamiento de información, posibilitan formas innovadoras de participación de los ciudadanos en la gestión municipal. Estas tecnologías, que ponen la información al alcance de la ciudadanía, incrementarían la transparencia de la gestión municipal.

Si el acceso a la información se generaliza y democratiza, se incrementarían las posibilidades de democracia ciudadana real, y disminuirían los obstáculos causados por el predominio de formas tradicionales/burocráticas que tienden a empañar u opacar las relaciones entre ciudadano y el gobierno municipal.

El estímulo, por parte de las autoridades locales, de la conformación de comunidades virtuales utilizando las TIC, en espacios/equipamientos colectivos (p. ej. centros comunitarios, escuelas y hospitales), dinamizaría la participación ciudadana y generaría formas alternativas de interacción.

Esta utilización de las TIC, absolutamente viable desde el punto de vista tecnológico y financiero, encuentra sin embargo obstáculos estructurales de tipo político-organizacional que aún tienen que ser superados. A pesar de que los ciudadanos están permanentemente bombardeados por masas de información, continúan tan desinformados como hace un siglo sobre los asuntos claves que originan y cambian las decisiones de los grupos que detentan el poder económico y político. Como escribe el español Cebrián Herreros: "Se sigue manteniendo el iceberg informativo. Sólo una mínima parte de la información realmente valiosa sale a flote y se difunde en la sociedad. El resto permanece restringida y en secreto para las estrategias de relaciones personales, de pequeños grupos, de empresas, de instituciones, de partidos políticos, de sindicatos, de gobiernos, de Estados".

¿Descalifica esto la utilización de las TIC en la organización comunitaria? Personalmente, opino que no. Sólo es una advertencia contra la ingenuidad y la creencia en la omnipotencia de la tecnología. Es el reclamo por parte de los ciudadanos y los usuarios a ser informados lo que puede contribuir a derretir el iceberg, al menos en parte, y pone en circulación mayor cantidad de información. Los bancos de datos sobre cuestiones urbanas y regionales, los sistemas de comunicación interactivos, los centros comunitarios equipados con computadoras e instrumentos multimedia para que los vecinos que no poseen tecnología pueda, con la debida asistencia, comunicarse con las distintas instancias del gobierno local, son herramientas potentes para alentar la participación ciudadana basada en las organizaciones comunitarias. Pero esto requiere también de la voluntad política de los gobiernos municipales y de cambios fundamentales en la cultura de las organizaciones y de los propios habitantes urbanos.

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